Es cierto que
conjugo diferentes tiempos,
que
me pierdo entre líneas,
que mis versos son incompletos, a veces inverosímiles.
Es cierto que
algunas noches te sueño…
Casi
todas las noches.
Es más cierto todavía
que un día sin verte,
habrá sido un día sin encanto.
Como tan cierto se
ha vuelto el murmullo de tu voz
recorriendo
mi mente cada segundo.
Y tan cierto como
el verso que arrancas de mi pluma,
la prosa que logra dibujarte.
Es cierto que me
encantas,
y más cierto
que debo reconocerlo.
Tan cierto como el
frío de mi alma,
la tristeza de mi corazón.
Es cierto que me
hundo,
como tan
cierto que me puedes rescatar;
es cierto que te busco, como tan cierto que te espero.
Como tan cierto el
no se qué de tu voz, el dulcete de tus palabras,
el cariño de tu risa, el curioso modo se suspirar.
Ese no se qué de tu
compañía, la energía que te rodea,
el
brillo de tus ojos.
Ese no se qué de tus
labios, la pasión con que incitan,
el mensaje que esconden, el rojo que los descubre.
Ese no se qué de tu
alma, la nobleza de tu corazón,
la
humildad de tus actos.
Ese no se qué de tu
cuerpo, la manera de robar miradas,
la
sensualidad de sus movimientos,
la anatomía perfecta.
Ese no se qué de tu
vida, tan tranquila y serena,
tan metódica y
estricta.
Ese no se qué de tu
presencia, que me envuelve,
me llena de paz, me deja seguro.
Ese no se qué de tu
llegada, que me atrae y que me atrapa,
que me tiene como loco.
Ese no se qué de tu
encanto, que me inspira, me da alas, que me hace falta,
y que me convierte en una especie de poeta…
¡Una vez más!