Me bastaron tres días
para acostumbrarme a su voz,
a sus palabras.
Me bastaron unas horas a su lado
para no quererme ir nunca mas.
Me bastaron sus ojos para inspirarme y sus mejillas sonrojadas.
Me bastaron todas las noches de Agosto para conocerla, para necesitarla, para extrañarla.
Nos bastó tan solo un mes para decirnos adiós.
Me bastará toda la vida para olvidarla.
Un poco de mis letras, o de todas las letras, lo importante es que nunca se pierda la libertad que nos dan.
viernes, 9 de octubre de 2015
Para decirle adiós
viernes, 7 de agosto de 2015
Gracias por la visita
Has entrado a formar parte de mis letras, y mi prosa hoy en día se conforma de ti.
Mas de una noche he querido robarte un beso pero he preferido tratar de robar tu corazón.
Y a veces, la mayoría de las veces, me basta con verte sonreír; porque no solo de deseo por ti puedo mantenerme, también con tu alegría puedo alimentarme.
Así que llevate mis letras esta noche y las noches venideras que quieras hacerlo.
No pretendo nada con convertirte en poema, solo dejarte prendida en mi, con eso me basta.
jueves, 19 de febrero de 2015
¡Una vez más!
Es cierto que
conjugo diferentes tiempos,
que
me pierdo entre líneas,
que mis versos son incompletos, a veces inverosímiles.
Es cierto que
algunas noches te sueño…
Casi
todas las noches.
Es más cierto todavía
que un día sin verte,
habrá sido un día sin encanto.
Como tan cierto se
ha vuelto el murmullo de tu voz
recorriendo
mi mente cada segundo.
Y tan cierto como
el verso que arrancas de mi pluma,
la prosa que logra dibujarte.
Es cierto que me
encantas,
y más cierto
que debo reconocerlo.
Tan cierto como el
frío de mi alma,
la tristeza de mi corazón.
Es cierto que me
hundo,
como tan
cierto que me puedes rescatar;
es cierto que te busco, como tan cierto que te espero.
Como tan cierto el
no se qué de tu voz, el dulcete de tus palabras,
el cariño de tu risa, el curioso modo se suspirar.
Ese no se qué de tu
compañía, la energía que te rodea,
el
brillo de tus ojos.
Ese no se qué de tus
labios, la pasión con que incitan,
el mensaje que esconden, el rojo que los descubre.
Ese no se qué de tu
alma, la nobleza de tu corazón,
la
humildad de tus actos.
Ese no se qué de tu
cuerpo, la manera de robar miradas,
la
sensualidad de sus movimientos,
la anatomía perfecta.
Ese no se qué de tu
vida, tan tranquila y serena,
tan metódica y
estricta.
Ese no se qué de tu
presencia, que me envuelve,
me llena de paz, me deja seguro.
Ese no se qué de tu
llegada, que me atrae y que me atrapa,
que me tiene como loco.
Ese no se qué de tu
encanto, que me inspira, me da alas, que me hace falta,
y que me convierte en una especie de poeta…
¡Una vez más!
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